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BASES DEL ENTRENAMIENTO DE REGENERACIÓN
El fisioterapeuta deportivo debe de poseer amplios conocimientos sobre los diferentes tipos de tejidos del organismo y los procesos de curación de los mismos.
REGENERACIÓN Y FUNCIÓN DEL TEJIDO MUSCULAR
Los músculos, con su capacidad de contracción, constituyen los elementos activos del aparato locomotor y, por tanto, el órgano ejecutor del trabajo corporal de cualquier tipo.
REGENERACIÓN Y FUNCIÓN DEL TEJIDO CARTILAGINOSO
Desde el punto de vista mecánico el cartílago articular constituye el amortiguador de la articulación. El cartílago amortigua la presión superior, inferior (compresión) o transversal a la dirección funcional (fuerzas de cizallamiento), repartiendo las fuerzas incidentes sobre la amplia superficie cartilaginosa.
La estructura cartilaginosa consta de tres componentes:
La unidad funcional del cartílago, se compone de siete capas diferentes, cada una con su propia función. La “sinovia” esta situada entre la zona con irrigación y la parte cartilaginosa superior. Suministra los nutrientes a las zonas cartilaginosas subyacentes y, por otro, aporta un efecto de deslizamiento (aquaplaning). Dicho efecto se produce en la articulación cuando dos finas películas liquidas se encuentran entre las dos superficies articulares. Esto evita que las caras articulares entren en contacto directo y se lesionen mutuamente. Su importancia y su función son fundamentales en las sobrecargas breves y rápidas. La lubricación limítrofe apoya la función de la sinovia, contribuyendo, mediante el deslizamiento, a que no se produzca un aumento de la temperatura articular. Es más importante en cargas prolongadas de escasa velocidad. La zona superficial es importante para el transporte de nutrientes y la eliminación de desechos y supone la transición hacia las zonas cartilaginosas propiamente dichas. La zona de transición y la zona profunda están conformadas por una estructura de arcadas consistentes en largas fibras de colágeno. En conjunto forman una especie de armotiguador. A este nivel todas las fuerzas incidentes en la articulación (fuerzas de compresión y cizallamineto) son repartidas en una superficie amplia. La denominada “tide mark” o zona de transición es el puente entre al cartílago y el hueso. Las fibras de colágeno, aquí, se presentan de forma calcificada, incrustándose, a modo de taco, en el hueso. El hueso subcondral esta muy inervado e irrigado, por lo que los dolores articulares suelen estar relacionados con lesiones a ese nivel.
Cuando las zonas mas profundas se ven sometidas a tensiones que no son fisiliogicas provocaran, con el tiempo, lesiones. Estas alteraciones “artrosicas” pasan desapercibidas durante mucho tiempo al no provocar dolor.
Actualmente no hay tratamiento adecuado para la regeneración del cartílago en su forma originaria. Esto esta relacionado con el que, una vez cerradas las placas de crecimiento, la capa cartilaginosa ya no recibe irrigación sanguínea. Después de la pubertad el organismo ya no dispones de un mecanismo propio para regenerar completamente el tejido cartilaginoso.
La inflamación articular no es forzosamente un signo degenerativo avanzado. En las lesiones deportivas, ocasionalmente, hay desprendimientos cartilaginosos que se desplazan por la articulación. A raíz de ello se producen signos inflamatorios y limitaciones articulares. Estos mismos signos se pueden producir por inflamaciones de la cápsula sinovial. Esta situación articular es una contraindicación para la fisioterapia activa basada en ejercicios de potenciación, ya que la musculatura implicada en la acción articular disminuye de forma refleja su tono basal para proteger la articulación frente al movimiento. La consecuencia es una limitación del movimiento de deslizamiento de las caras articulares, forzando así la fricción. Esto provoca un sobrecalentamiento de la articulación que se acompaña irremediablemente de destrucción de tejidos. Este mecanismo protector se denomina “inhibición refleja”.
REGENERACIÓN Y FUNCIÓN DE LOS TEJIDOS TENDINOSO Y CAPSULARES
Los ligamentos aportan una estabilidad a la articulación. La cápsula engloba toda la articulación y, con su capa articular interna (sinovia), suministra lo componentes para la lubricación articular. Dicha lubricación es sumamente importante para que, ante cualquier carga que incida en la articulación, las dos caras articulares opuestas, se mantengan a una distancia suficiente y eviten lesionarse.
Los ligamentos están formados en un 70% por colágeno. El colágeno de las articulaciones se compone en un 90% de colágeno tipo I. Las estructuras ligamentosas precisan de 300 a 500 días para que su tejido se presintetice (turn-over) completamente.
Los ligamentos y la cápsula forman un entramado y sus estructuras se asemejan en gran medida. La mayor diferencia consiste en el suministro de nutrientes. Mientras que resulta difícil encontrar vasos sanguíneos responsables del aporte nutritivo de los ligamentos, la cápsula esta suficientemente irrigada por capilares. Esta ultima precisa de muchos nutrientes y oxigeno para mantener la homeostasis dentro de la articulación a través de la sinovia. Los ligamentos tienen un suministro por difusión, aunque los intracapsulares tienen una situación privilegiada en comparación con los extracapsulares. Debido al hecho de que el material ligamentoso tiene una escasa cantidad de elastina, los ligamentos son mucho menos extensibles que los músculos.
Ambos tipos de tejidos poseen una gran cantidad de receptores que tienen un papel fundamental en la estabilidad articular. Ligamentos y cápsula reaccionan de forma muy sensible a los cambios de temperatura del cuerpo. En la lesión capsular y/o ligamentosa los síntomas más comunes son:
La inflamación no se produce a causa de la destrucción de las fibras de colágeno dentro de los ligamentos, sino por rotura de los vasos sanguíneos circundantes. En este caso el dolor sirve de mecanismo de defensa del organismo.
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